Giovanni Papini, un Italiano que ha dejado huella


Laura Uriarte

Giovanni Papini es el precursor de un cambio inminente en la literatura Italiana de principios del siglo XX, gracias a sus críticas con su estilo sátiro, sarcástico e irónico. Su formación es en gran parte autodidacta, y su gran interés en la lectura lo lleva a revolucionar y a encauzar su pensamiento al periodismo para después convertirse en escritor.

Gracias a lo imponentes que llegan a ser sus críticas sobre temas controversiales como filosofía, política y religión, su carrera es fulgurante y pronto adopta su estilo tan radical y característico.

Es interesante destacar la discordancia que se da en su postura respecto a la religión, primero mostrándose implacable con su ideal del ateo inmutable. Palabra y sangre (1921) es una obra que nos deja entrever la angustia de existir, de ser-humano; en Historia de Cristo(1921) surge la transición de su postura ideológica en cuanto a la religión. Para cuando escribe GOG (1931), ya se puede notar su descontento por lo falaz de la vida, la falta de fe… ¿o es que su odio por Dios no era sino un amor imperfecto e inconsciente? Simples especulaciones.

Sin embargo su esencia indomable sigue presente en el libro, genera en el lector sentimientos encontrados al ser implacable en sus relatos. GOG es un personaje despreocupado al hacer verdadera la afirmación de que  “el dinero lo compra todo”; este multimillonario, excéntrico y loco se dedica a dar rienda suelta a sus más ingeniosas ideas sin escatimar nunca en su economía, pues tiene todos los medios para realizar semejantes caprichos; todo esto nos lleva a atravesar junto con él una vasta gama de escenarios y situaciones que si el lector sabe encausar, resulta en extremo entretenido y fuera de lo común.

GOG se divide en 70 “cartas” y algunas de ellas atraen más la atención por tener títulos como «Visita a Wells», «Visita a Einstein», «Visita a Freud» o «Visita a Gandhi»; por el simple hecho de encontrar estos nombres que han tenido relevancia histórica, la narración resulta atractiva a la vez que singularmente familiar: uno se siente, en efecto, frente a uno de estos grandes, sosteniendo una plática amena que difiere en el contenido dependiendo de cada caso. En realidad, Papini logra su objetivo.

GOG, sin embargo, un nómada sin descanso y aparentemente feliz, es una falacia, ya que jamás está conforme; bajo esa máscara se puede ver el hombre terriblemente solitario y banal, abandonado completamente a los placeres mundanos que el dinero puede pagar, al que sólo acuden las personas para recibir algo a cambio, en quien se deposita quizá la mayor tristeza de lo que no prevalece. Y a pesar de haber hecho todo cuanto se le ha antojado, nunca menciona haber sido feliz. Se trata de una crítica a la sociedad, a la política, que puede ser siempre corrompida al igual que cualquier persona por unos pocos o muchos pesos, dejando de lado todo el humanismo y la rectitud de las que se jactan estas personas que tienen el poder en sus manos.

El libro negro asimismo podría entenderse como un símil o continuación  de GOG, al referirse también a celebridades: Salvador Dalí, Hitler, Pablo Picasso, Aldous Huxley… Siguiendo la misma forma narrativa a manera de relatos cortos.

Recomiendo ampliamente a este autor. GOG es de sencilla lectura gracias a su formato no-secuencial: se puede abrir en cualquier página y emprender el viaje.


GOG Giovanni Papini

Visita a Einstein

Berlín, 30 de Abril.

Einstein se ha resignado a recibirme porque le he hecho saber que le tenía reservada la suma de 100.000 marcos, con destino a la Universidad de Jerusalén (Monte Scopus).

Le encontré tocando el violín. (Tiene, en efecto, una verdadera cabeza de músico.) Al verme, dejó el arco y comenzó a interrogarme.

-¿Es usted matemático?

-No

-¿Es físico?

-No

¿Es astrónomo?

-No

-¿Es ingeniero?

-No

-¿Es filósofo?

-No

-¿Es músico?

-No

-¿Es periodista?

-No

-¿Es israelita?

-Tampoco.

-Entonces, ¿por qué desea tanto hablarme? ¿Y por qué ha hecho un donativo tan espléndido a la Universidad hebrea de Palestina?

-Soy un ignorante que desea instruirse y mi donativo no es más que un pretexto para ser admitido y escuchado.

Einstein me perforó con sus ojos negros de artista y pareció reflexionar.

-Le estoy agradecido por el donativo y por la confianza que tiene en mi. Debe convenir, sin embargo, que decirle algo de mis estudios es casi imposible si usted como dice, no conoce ni las matemáticas ni la física. Yo estoy habituado a proceder con fórmulas que son incomprensibles para los no iniciados, y hasta entre los iniciados son poquísimos los que han conseguido comprenderlas de un modo perfecto. Tenga, pues, la bondad de excusarme…

-No puedo creer –contesté- que un hombre de genio no consiga explicarse con las palabras corrientes. Y mi ignorancia no está, sin embargo, tan absolutamente desprovista de intuición…

-Su modestia -repuso Einstein- y su buena voluntad merecen que haga violencia a mis costumbres. Si algún punto le parece oscuro, le ruego desde, ahora que me excuse. No le hablaré de las dos relatividades formuladas por mí: eso ya es una cosa vieja que puede encontrarse en centenares de libros. Le diré algo sobre la dirección actual de mi pensamiento.

»Por naturaleza soy enemigo de las dualidades. Dos fenómenos o dos conceptos que parecen opuestos o diversos, me ofenden. Mi mente tiene un objeto máximo: suprimir las diferencias. Obrando así permanezco fiel al espíritu de la conciencia que, desde el tiempo de los griegos, ha aspirado siempre a la unidad. En la vida y en el arte, si se fija usted bien, ocurre lo mismo. El amor tiende a hacer de dos personas un solo ser. La poesía, con el uso perpetuo de la metáfora, que asimila objetos diversos, presupone la identidad de todas las cosas.

»En las ciencias este proceso de unificación ha realizado un paso gigantesco. La astronomía, desde el tiempo de Galileo y de Newton, se ha convertido en una parte de la física. Riemann, el verdadero creador de la geometría no euclidiana, ha reducido la geometría clásica a la física; las investigaciones de Nernst y de Max Born han hecho de la química un capítulo de la física; y como Loeb ha reducido la biología a hechos químicos, es fácil deducir que incluso ésta no es, en el fondo, más que un párrafo de la física. Pero en la física existían, hasta hace poco tiempo, datos que parecían irreductibles, manifestaciones distintas de una entidad o de grupos de fenómenos. Como, por ejemplo, el tiempo y el espacio; la masa inerte y la masa pesada, esto es, sujeta a la gravitación; y los fenómenos eléctricos y los magnéticos, a su vez diversos de los de la luz. En estos últimos años estas manifestaciones se han desvanecido y estas distinciones han sido suprimidas. No solamente, como recordará, he demostrado que el espacio absoluto y el tiempo universal carecen de sentido, sino que he deducido que el espacio y el tiempo son aspectos indisolubles de una sola realidad. Desde hace mucho tiempo, Faraday había establecido la identidad de los fenómenos eléctricos y de los magnéticos, y más tarde, los experimentos de Maxwell y Lorenz han asimilado la luz el electromagnetismo. Permanecían, pues, opuestos, en la física moderna, sólo dos campos: el campo de la gravitación y el campo electromagnético. Pero he conseguido, finalmente. Demostrar que también éstos constituyen dos aspectos de una realidad única. Es mi último descubrimiento: la teoría del campo unitario. Ahora, espacio, tiempo, materia, energía, luz, electricidad, inercia, gravitación, no son más que nombres diversos de una misma homogénea actividad. Todas las ciencias se reducen a la física, y la física se puede ahora reducir a una sola fórmula. Esta fórmula, traducida al lenguaje vulgar, diría poco más o menos así: «Algo se mueve.» Estas tres palabras son la síntesis última del pensamiento humano.

Emstein se debió de dar cuenta de la expresión de mi rostro, de mi estupor.

-¿Le sorprende -añadió- la aparente sencillez de este resultado supremo? ¿Millares de años de investigaciones y de teorías para llegar a una conclusión que parece un lugar común de la experiencia más vulgar? Reconozco que no está del todo equivocado. Sin embargo, el esfuerzo de síntesis de tantos genios de la ciencia lleva a esto y a nada más: «Algo se mueve.» Al principio -dice san Juan- era el Verbo. Al principio -contesta Goethe- era la Acción. Al principio y al fin -digo yo- es el Movimiento. No podemos decir ni saber más. Si el fruto final del saber humano le parece una vulgarísima serba, la culpa no es mía. A fuerza de unificar es necesario obtener algo increíblemente sencillo.

Comprendí que Einstein no quería decir nada más. Sentía escrúpulos, indudablemente, de confiar los secretos auténticos de la ciencia a un extraño, a un profano. Porque yo no era tan ingenuo que pudiese creer que aquella fórmula trivial fuese verdaderamente el punto de llegada de tres siglos de pensamiento. Pero no quise mostrarme exigente e indiscreto. Entregué los cien mil marcos prometidos y me despedí, con todos los respetos, del célebre descubridor de la Relatividad.

Comments
3 Responses to “Giovanni Papini, un Italiano que ha dejado huella”
  1. Julian dice:

    Vaya! hasta que alguien lee y escribe algo bueno en esta revista
    bientos por ella

  2. Me parecio muy buena reseña, percibo tu interes en el por diversas cuestiones que te identifican como la cuestión «Autodidacta» dentro de las letras, cuesión muy afin a usted,SERAS UNA MUY BUENA COMUNICOLOGA, aun sin estar en la carrera tienes mucho a tu favor para cursarla exitosamente, lo puedo percibir, este fragmento me agrado en la parte expreada por Einstein:
    Mi mente tiene un objeto máximo: suprimir las diferencias. Obrando así permanezco fiel al espíritu de la conciencia que, desde el tiempo de los griegos, ha aspirado siempre a la unidad. En la vida y en el arte, si se fija usted bien, ocurre lo mismo. El amor tiende a hacer de dos personas un solo ser. La poesía, con el uso perpetuo de la metáfora, que asimila objetos diversos, presupone la identidad de todas las cosas.

  3. Edgardo dice:

    Parece muy interesante cuando se cuestiona el paralelismo de la diversidad del conocimiento, sea este cientifico metodologico o poetico fenomenologico, reduciendo el cumulo de experiencia humana universal al simple retorno inmediato del saber casi nada, Papini junto a Einstein son dos grandes personajes que dejaron marcado cierto hilo conductor de nuestra modernidad, que dentro de un estructuralismo teorico han tratado de describir, explicar y criticar una realidad que tal vez como ellos mismos proponen sea tan futil como revelar la misteriosa realidad más que aprender a explorar los medios de un pensar y hacer conjuntamente…dicotomias del humano mismo

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